sábado, 22 de julio de 2017

Coma del vocativo

La coma del vocativo, o coma vocativa, es uno de los errores más frecuentes cometidos al escribir. Podríamos decir, incluso, que es el alter ego de la coma asesina o criminal. Hoy vamos a aprender qué es y cuándo hay que ponerla.
El otro día leí la siguiente noticia, cuyo titular es:
(1) La madre de una víctima del Arena: «Sr. Viñals es usted un hijo de puta».
Sin entrar en apreciaciones personales, vemos que tenemos un error. Efectivamente, «Sr. Viñals» debería haber ido separado del resto de la oración mediante una coma. ¿Por qué? Veámoslo…

¿Sujeto o vocativo?

En primer lugar, tendríamos que aclarar de qué estamos tratando. Más de uno tendrá la tentación de decir que «Sr. Viñals» es el sujeto de la oracióny, como dijimos en su momento, el sujeto no se separa de su verbo(salvo casos concretos). Desde este momento podemos asegurar que no es el sujeto, que es «usted». ¿Atributo, pues? Tampoco: el atributo es «un hijo de puta».
¿Qué es, entonces, «Sr. Viñals»? Los más tradicionales lo llamarán «vocativo», mientras que otros le dirán «apóstrofe», «apelación», etc. En mi opinión, y así también lo dice el DLEvocativo es el caso gramatical(lo que correspondería a la morfología, no a la sintaxis), por lo que no sería exacto, aunque, como filólogo clásico, es mi opción preferida. En cualquier caso, no merece la pena profundizar en un conflicto meramente terminológico.

¿Qué es el vocativo?

Para aprender un poco más al respecto, consultemos lo que dice la Sintaxis del latín clásico respecto al vocativo:
La definición y naturaleza de este caso han sido objeto de discusión desde los gramáticos antiguos. En general, se acepta que su contenido es el de apelación (propio para llamar o recabar la atención de una persona, para realizar una invocación, etc.) […]. Desde una postura estructural […] se considera el vocativo como el nombre en el plano de la actuación (funciones impresiva y expresiva del lenguaje), de manera que cumple así un papel similar al del imperativo en la órbita verbal.
[…] Parece claro que el vocativo no presenta problemas para su identificación formal como caso: la presencia de una marca especial de entonación ha hecho innecesaria una diferenciación morfológica.

¿Y por qué es necesaria la coma del vocativo?

El último párrafo citado habla, claro está, de la morfosintaxis latina; en cualquier caso, podemos aprovechar esa explicación. Efectivamente, la presencia de una marca especial de entonación —es decir, que cuando hablamos hay un tonillo característico— se representa en el plano escrito mediante una coma, en cualquier lengua. Esto, dicho sea de paso, se aprende el segundo día de una clase de Latín; que no es que haya que saber latín para esto, pero, curiosamente, es algo que no se suele enseñar en Lengua Castellana (ni en ninguna otra, para el caso).

Recapitulando, podemos concluir que el vocativo se separa siempre mediante comas, tanto de lo que va antes como de lo que va después. Citando a Cicerón, podemos poner estos ejemplos:
(2) ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?
(2′) Catilina, ¿hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?
(2”) ¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia, Catilina?
Como ves, la coma del vocativo no es ningún capricho y, de hecho, puede salvar vidas, pues no es lo mismo «vamos a comer niños» que «vamos a comer, niños». 

Tomado delcastellano.com

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