martes, 24 de julio de 2018

Usar “@“, “todxs” o “todes” ¿Nos hace incluyentes como sociedad?

Les dejamos esta respuesta que la página de Facebook “Escribir sin dolor” da a una de sus usuarias, ante la duda de si es correcto usar o no "@", "todxs" o “todes” como parte de un lenguaje inclusivo.
Ilustración tomada de La Nación


Julieta Marcone formuló esta duda, que me llegó a mí posteriormente. Decidí responder, a pesar de que he tocado el tema innumerables veces. No importa porque es un tema importante. Primero pongo lo que ella escribió:
Como ustedes saben, la RAE insiste en la economía del lenguaje (las y los) y rechaza el uso de la @, la x o la e para referirse a hombres y mujeres. Me he topado con las cuatro formas, que pretenden ser incluyentes, en diferentes muros. Yo en ocasiones utilizo los y las, en otras oportunidades @ y confieso que en algunos casos se me va y utilizo el masculino como genérico (sobre todo en trabajos, preocupada por elaborar oraciones más claras). Pero no tengo una postura definida al respecto. Por ello quisiera consultar en general y a especialistas en particular, cuál de estas cuatro opciones sugieren, y sobre todo, las razones de su elección.
Aquí va mi respuesta:
     Tu preocupación es política, no lingüística. Cuando yo tengo una preocupación política, busco cómo resolverla políticamente: apoyar un partido, una serie de candidatos, hacer cartas a los periódicos, exigir acción a mis diputados, senadores, etcétera. Jamás se me ocurriría cambiar el idioma para que este se adapte a mis ideas políticas.
     Cuando tengo una preocupación lingüística, en cambio, consulto a los expertos en lengua. Estos sostienen, prácticamente sin excepción, que los idiomas naturales reflejan el ser, la cultura y la psicología de sus hablantes. Todo esto no puede ser alterado por decreto o unas cuantas ocurrencias dictadas desde alguna academia o interés particular de un grupo específico. Imposible. Cuando intentan hacerlo, salen con puras chusquerías bien intencionadas, como "los y las…", "@" y "…-xs".
     Estas formas —impronunciables, además— en nada enriquecen la comunicación, que es lo deseado. Si queremos ser feministas, que haya equidad entre los sexos, justicia social, ¡luchemos por todo ello! Pero no le carguemos la mano al idioma con simplezas, porque eso es lo que son, y no cambian la psicología de nadie. 
     Ahora bien, los idiomas sí cambian y se adaptan a las necesidades de los hablantes. Ya empezamos a ver cambios que sí reflejan estas nuevas sensibilidades, y sin menoscabo de la bondad expresiva. Pero, antes que nada, hay que extirparse la idea de que el plural masculino incluyente no lo es. Claro que lo es. Así se ha entendido no solo desde los albores del castellano, sino desde los albores del latín. Eso de que es excluyente es invento académico, hecho CON FINES POLÍTICOS. ¡Por favor! 
    ¿Y qué hacemos con los idiomas que no tienen marca de sexo, como el inglés, por ejemplo? ¿Esos idiomas, como no tienen cómo excluir a las mujeres en sus plurales, no producen hombres y mujeres sexistas? ¡Por Dios! Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá (entre otros) son países tan machistas y sexistas como México, España, Colombia y la Argentina (por mencionar unos cuantos). Y lo mismo en China, Japón, Finlandia y la India.
    Así, no nos confundamos. Podemos ayudar a que el idioma se transforme, pero no de modo superficial. La mejor manera de hacerlo es SIENDO justos y equitativos. El idioma seguirá, y lo hará con contundencia. No hay fórmulas fáciles para remediar los males sociales que nos han aquejado desde que triunfó la Revolución Agrícola hace cosa de 10 mil años. Hace falta trabajo, sensibilidad, educación, sentido común.
    Mis mejores deseos a todos, y eso incluye a TODO EL MUNDO.

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