Esta ilustración se tomó del Facebook https://www.facebook.com/fundacionnacahueAC
sábado, 24 de abril de 2021
sábado, 24 de octubre de 2020
domingo, 5 de abril de 2020
martes, 11 de junio de 2019
jueves, 28 de marzo de 2019
El uso del guión largo o raya, en un diálogo
Información publicada en Escritura y edición
Una de las dudas frecuentes de muchos escritores y que todo buen corrector debe revisar con cuidado es el uso de los guiones de diálogo.
La función de estos guiones es la de indicar lo que dicen los personajes de un texto, así como la de separar lo hablado por uno de ellos de lo que añade el autor de forma explicativa.
NORMAS
1. El signo que debe utilizarse en los diálogos es un guión largo llamado “raya”. En el ordenador, se obtienen pulsando al mismo tiempo las teclas CTRL + ALT + guión del teclado numérico (el que está a la derecha del teclado).2. Cuando cambia el personaje que habla, se cambia de párrafo y se empieza la siguiente línea del diálogo con otro guión largo. El maquetista y el corrector tipográfico han de tener en cuenta que si escribimos los párrafos de un texto con sangría en la primera línea (dejando unos milímetros de blanco en la primera línea), el párrafo de diálogo, como los demás párrafos, debe llevar también la misma sangría en la primera línea antes de la raya de diálogo.3. No debe dejarse espacio de separación entre el guión de diálogo y el comienzo de cada una de las intervenciones.4. La raya precede a la intervención de cada uno de los interlocutores.5. A diferencia de otros idiomas, en español no se escribe guión de cierre si tras el comentario del narrador no sigue hablando inmediatamente el personaje.6. Se escriben dos rayas, una de apertura y otra de cierre, cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente después.7. Cuando el comentario o aclaración del narrador va introducido por un verbo de habla (decir, añadir, asegurar, preguntar, exclamar, reponer, etc.), su intervención se inicia en minúscula, aunque venga precedida de un signo de puntuación que tenga valor de punto, como el signo de cierre de interrogación o de exclamación.8. Cuando el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla, las palabras del personaje deben cerrarse con punto y el inciso del narrador debe iniciarse con mayúscula. Si tras el comentario del narrador continúa el parlamento del personaje, el punto que marca el fin del inciso narrativo se escribe tras el guión de cierre.9.Si el signo de puntuación que hay que poner tras el inciso del narrador son los dos puntos, estos se escriben también tras el guión de cierre.
He aquí unos ejemplos sobre la utilización del guión largo en los diálogos:
—No es oportuno —dijo el director, levantándose—. Mañana terminaremos este asunto.
—No es oportuno. —El director se levantó y añadió—: Mañana terminaremos este asunto.
—No es oportuno —dijo el director. Se levantó y añadió—: Mañana terminaremos este asunto.
—No es oportuno. Mañana terminaremos este asunto —dijo el director, y se levantó.
—No es oportuno —dijo el director—. Mañana terminaremos este asunto. —Y se levantó.
—No es oportuno. —El director se levantó—. Mañana terminaremos este asunto —añadió.
jueves, 14 de febrero de 2019
martes, 24 de julio de 2018
Usar “@“, “todxs” o “todes” ¿Nos hace incluyentes como sociedad?
Les dejamos esta respuesta que la página de Facebook “Escribir sin dolor” da a una de sus usuarias, ante la duda de si es correcto usar o no "@", "todxs" o “todes” como parte de un lenguaje inclusivo.
Ilustración tomada de La Nación |
Julieta Marcone formuló esta duda, que me llegó a mí posteriormente. Decidí responder, a pesar de que he tocado el tema innumerables veces. No importa porque es un tema importante. Primero pongo lo que ella escribió:
Como ustedes saben, la RAE insiste en la economía del lenguaje (las y los) y rechaza el uso de la @, la x o la e para referirse a hombres y mujeres. Me he topado con las cuatro formas, que pretenden ser incluyentes, en diferentes muros. Yo en ocasiones utilizo los y las, en otras oportunidades @ y confieso que en algunos casos se me va y utilizo el masculino como genérico (sobre todo en trabajos, preocupada por elaborar oraciones más claras). Pero no tengo una postura definida al respecto. Por ello quisiera consultar en general y a especialistas en particular, cuál de estas cuatro opciones sugieren, y sobre todo, las razones de su elección.
Aquí va mi respuesta:
Tu preocupación es política, no lingüística. Cuando yo tengo una preocupación política, busco cómo resolverla políticamente: apoyar un partido, una serie de candidatos, hacer cartas a los periódicos, exigir acción a mis diputados, senadores, etcétera. Jamás se me ocurriría cambiar el idioma para que este se adapte a mis ideas políticas.
Cuando tengo una preocupación lingüística, en cambio, consulto a los expertos en lengua. Estos sostienen, prácticamente sin excepción, que los idiomas naturales reflejan el ser, la cultura y la psicología de sus hablantes. Todo esto no puede ser alterado por decreto o unas cuantas ocurrencias dictadas desde alguna academia o interés particular de un grupo específico. Imposible. Cuando intentan hacerlo, salen con puras chusquerías bien intencionadas, como "los y las…", "@" y "…-xs".
Estas formas —impronunciables, además— en nada enriquecen la comunicación, que es lo deseado. Si queremos ser feministas, que haya equidad entre los sexos, justicia social, ¡luchemos por todo ello! Pero no le carguemos la mano al idioma con simplezas, porque eso es lo que son, y no cambian la psicología de nadie.
Ahora bien, los idiomas sí cambian y se adaptan a las necesidades de los hablantes. Ya empezamos a ver cambios que sí reflejan estas nuevas sensibilidades, y sin menoscabo de la bondad expresiva. Pero, antes que nada, hay que extirparse la idea de que el plural masculino incluyente no lo es. Claro que lo es. Así se ha entendido no solo desde los albores del castellano, sino desde los albores del latín. Eso de que es excluyente es invento académico, hecho CON FINES POLÍTICOS. ¡Por favor!
¿Y qué hacemos con los idiomas que no tienen marca de sexo, como el inglés, por ejemplo? ¿Esos idiomas, como no tienen cómo excluir a las mujeres en sus plurales, no producen hombres y mujeres sexistas? ¡Por Dios! Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Canadá (entre otros) son países tan machistas y sexistas como México, España, Colombia y la Argentina (por mencionar unos cuantos). Y lo mismo en China, Japón, Finlandia y la India.
Así, no nos confundamos. Podemos ayudar a que el idioma se transforme, pero no de modo superficial. La mejor manera de hacerlo es SIENDO justos y equitativos. El idioma seguirá, y lo hará con contundencia. No hay fórmulas fáciles para remediar los males sociales que nos han aquejado desde que triunfó la Revolución Agrícola hace cosa de 10 mil años. Hace falta trabajo, sensibilidad, educación, sentido común.
Mis mejores deseos a todos, y eso incluye a TODO EL MUNDO.
sábado, 7 de abril de 2018
La palabra NACO
Tomado de Algarabía.
Sea cual sea su origen el hecho es que «naco» se relaciona inmediatamente con la idea de los españoles de considerar a los indígenas inferiores.
¿Qué estás diciendo cuando dices «NACO»?
Sea cual sea su origen el hecho es que «naco» se relaciona inmediatamente con la idea de los españoles de considerar a los indígenas inferiores.
El drae, en una de sus acepciones, define naco como sinónimo de «indio» o «indígena»; por su parte el dem —Diccionario del Español de México— lo registra como «que es ignorante, torpe o carece de educación. Que es de mal gusto o sin clase» y, por su parte, el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua, agrega: «persona de bajos recursos, despreciada por su estrato sociocultural bajo».
Sobre el origen de esta palabra, no se ha llegado a ningún acuerdo: según Francisco J. Santamaría, naco viene del otomí —cuñado—; en su Diccionario de mejicanismos, agrega que: «En Tlaxcala, se refiere a un indio de calzones blancos» y «en Guerrero llaman así a los indígenas nativos del estado y, por extensión, al torpe, ignorante e iletrado».
También, según Guido Gómez de Silva, se trata posiblemente de una derivación de totonaco, es decir del grupo étnico de Veracruz.
Por otro lado, el Diccionario del náhuatl del español de México
lo considera un nahuatlismo, utilizado despectivamente para referirse a las «personas ignorantes, vulgares o discriminadas por su condición social y económica inferior, atribuyendo su origen a la palabra chinacate: “persona desarrapada o que muestra las carnes por lo raído de sus ropas”, del náhuatl xinácatl —desnudo— que se usaba en tiempos precolombinos para describir a los pollos que nacían sin plumas».
Sea cual sea su origen el hecho es que «naco» se relaciona inmediatamente con la idea de los españoles de considerar a los indígenas inferiores en todos los sentidos. Ya desde la época de la colonia, las castas —que establecerían el sistema social y de pigmentocracia de la Nueva España y luego del México independiente— hacían gala de esta idea preconcebida de considerar una raza, una etnia o una cultura, y hasta una lengua, inferior a otra —desde la nominación misma: saltapatrás, indio, lobo, notentiendo, tenteenelaire, etcétera— y de establecer que quien había nacido en la Península era automáticamente, y sólo por ese hecho, superior a los nacidos en tierras americanas.
Esto parece sólo parte de la historia, pero no lo es tanto, ya que —seamos sinceros, a decir verdad y con todo y la conapred encima— los mexicanos solemos discriminarnos unos a otros —que si porque es morenito, si porque es muy aindiado, que si porque tiene gustos ordinarios, que si porque no tiene coche, que si porque habla mal.
Es un hecho que todos tendemos a despreciar a otros por su origen étnico, o porque no tiene un nivel socioeconómico como el nuestro, o simplemente porque no se comporta o come, o se viste como nosotros; o peor aún, cuando no habla como nosotros —cuántos programas de tv hacen mofa de la forma de hablar de otros estratos socioculturales, imitándolos de mala manera.
Y cuántas tertulianas radiofónicas no se burlan hasta el cansancio, diciendo que tal o cual palabra: cabello, pantaleta o bilé, por mencionar algunas, «son naquísimas».
La idea del uso de la palabra «naco» es sin duda despectiva, es peyorativa e insultante en cualquier contexto, quizás sólo podría salvarse si se alude que alguien es naco porque es prepotente, o corrupto, o porque roba, o hace cochupos o se pasa de lanza, o usa guaruras, no sé… en ese sentido de alguien que tiene a costa de los demás y que en su alarde de tener pueda sernos agresivo. «Un narco es un naco con r», o algo así. Solamente en ese contexto podría yo emplear esta palabra.
En todos los demás contextos decirle a alguien «naco» es insultarlo e insultarnos a nosotros mismos, cuando decimos que las lentejuelas de alguien son nacas, los nacos estamos siendo nosotros, porque seguramente alguien más podría decir que nuestras corbatas o zapatos o anteojos también lo son y pues ni cómo defendernos.
sábado, 2 de diciembre de 2017
Escándalo: 'haiga' sí se puede decir y escribir...
Encontramos este interesante texto sobre el ´haiga´y ´haya´, donde la autora da las explicaciones sobre porqué es muchas parte de Latinoamerica aún se dice ´haiga´.
Por supuesto te compartimos el link directo para que explores el blog de la lingüista.
Por Ana María Díaz Collazos
Por supuesto te compartimos el link directo para que explores el blog de la lingüista.
Por Ana María Díaz Collazos
Ph.D. y magíster en Lingüística Hispánica de la Universidad de Florida, y del Instituto Caro y Cuervo.
Existe una cruzada mundial contra el uso de “haiga”, al cual califican de pecado mortal o crimen contra la humanidad. Algunos dicen simplemente que “no existe” porque no está en el diccionario de la Real Academia. Otros, para colmo de males, dicen que “haiga” es un error ortográfico.
“Haiga” no es un error ortográfico, sino una manera alternativa de conjugar el verbo “haber” en presente de subjuntivo, en lugar de “haya”, como por ejemplo: “No me gusta que haiga tanta gente” o “Es posible que él no haiga venido”.
El campo de la ortografía es únicamente el de lo escrito, no lo hablado. Si alguien escribe “kiero aserte felis”, en español latinoamericano, sí está cometiendo varios errores de ortografía, pues la frase suena exactamente como el correcto “quiero hacerte feliz”. El error está en la escogencia de las letras o “grafías”, de ahí “orto” que significa “bueno” y “grafía”, que significa letra.
No hay manera como la palabra “haiga” pueda sonar igual que “haya”, porque “y” y “ig” representan sonidos diferentes. “Haiga” y “haya” son formas orales distintas. Corregir algo que se dice oralmente no es propio de la ortografía, sino de la gramática prescriptiva o preceptiva, que busca promover una manera uniforme de usar el idioma en contextos formales o cultos. A este uso uniforme del idioma se le conoce como “estándar”.
Algunas personas que condenan el uso de “haiga” se basan en que el diccionario académico define “haiga” como un automóvil y que esto nada tiene que ver con “haber”. Es decir, se basan en un uso equivocado del diccionario. El diccionario de la Academia no trae como entradas principales verbos conjugados, así que no espere encontrar “haiga” ni “haya” en el diccionario.
Si quiere conocer la forma estándar de conjugar un verbo, debe buscar la forma infinitiva, en este caso “haber”, y pulsar la opción “conjugar” en la versión en línea del diccionario (www.rae.es). Como “haiga” es una conjugación no estándar, el diccionario solo presentará la forma “haya”. Pero esto no significa que “haiga” no exista. Todo lo que dice un hablante nativo siempre existe.
Estudios lingüísticos muestran que “haiga” se usa en todo el mundo hispanohablante, sobre todo en sectores rurales. Sin embargo, lo más sorprendente es la investigación que hicieron Mary Johnson y Sonia Barnes en Ciudad de México. Encontraron una frecuencia de uso del 36.4% de “haiga” versus “haya”, lo que es bastante más de lo que se esperaba en un sector urbano. Y demuestra que “haiga” sí existe.
Lo que pasa es que ese porcentaje que dice “haiga” forma parte de un sector marginado y despreciado por la sociedad, la gente con menor poder adquisitivo. Ese es todo el problema que tiene: que “haiga” es una conjugación propia de la clase menos favorecida, y de ahí que la élite intelectual condene su uso. Y la historia de “haiga” nos dice que no siempre fue esta su situación.
La forma “haiga” se usó con toda naturalidad entre personas escolarizadas, cultas y educadas hasta el siglo XVIII. Mi propia investigación en documentos históricos muestra que autoridades administrativas y judiciales de todo el continente americano escribían “haiga” sin problema. En todo caso, hay que reconocer que siempre fue más común en lo escrito la conjugación “haya”.
Si nos vamos al latín hablado, encontramos que incluso “haya” se derivó de una pronunciación informal. “Haya” proviene del subjuntivo “habea”, que pasó a “haea” y de ahí a “haia”, por esa tendencia que todavía existe a convertir la “e” en “i” entre vocales, como ocurre con “pelear” y “peliar”.
Pero esas tres vocales juntas en “haia” resultaban muy raras para el hablante de la edad media temprana, época intermedia entre el latín tardío y el surgimiento del castellano. Así que el hablante medieval empleó dos estrategias para pronunciar “haia”: una fue introducir la consonante “y”, que en “haya”, y otra, la consonante “g”, que dio “haiga”. Es como cuando se dice “yerba” para “hierba”, o “güevo” para “huevo”.
A pesar de todo, sigue siendo un misterio si esta “g” surgió simplemente de la pronunciación o de un intercambio de conjugaciones con verbos como “traer”, “caer” y “oír”. Nótese que “tra-iga”, “ca-iga” y “o-iga” tienen la misma terminación que “ha-iga”. De hecho, existieron también “traya”, “caya” y “oya” en español, como el moderno “haya”, pero “traya” sobrevivió solo hasta el siglo XVII según mi búsqueda en documentos históricos.
El hecho es que “haiga” fue normal hasta el siglo XVIII, y solo en el siglo XIX fue cuando empezó a considerarse un error, tal vez por la mayor popularidad que ya tenía “haya” entre las élites intelectuales.
“Haiga” ha sobrevivido por continuidad con la tradición colonial en comunidades marginadas de las tendencias culturales de la élite. Las personas lo dicen, no por error, sino porque así aprendieron a hablar de sus padres y abuelos.
“Haiga” es una conjugación no estándar de “haber”. Decir que es un “error ortográfico” o que “no existe” es más equivocado que decir “haiga”.
Si usted tiene curiosidad para buscar en documentos históricos, puede consultar las bases de datos en http://corpus.rae.es/cordenet.html o www.cordiam.com.
domingo, 29 de octubre de 2017
Por qué, porqué o porque, ¿Cuándo usarlos?
Muchos no saben con exactitud cuándo usar "Por qué", "Porque" o "Porqué", así que te compartimos la explicación que la RAE nos da.
a) porqué
Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro determinante:
No comprendo el porqué de tu actitud [= la razón de tu actitud].
Todo tiene su porqué [= su causa o su motivo].
Como otros sustantivos, tiene plural:
Hay que averiguar los porqués de este cambio de actitud.
b) por qué
Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o exclamativo qué (palabra tónica que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del relativo y de la conjunción que). Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas:
¿Por qué no viniste ayer a la fiesta?
No comprendo por qué te pones así.
¡Por qué calles más bonitas pasamos!
Obsérvese que, a diferencia del sustantivo porqué, la secuencia por qué no puede sustituirse por términos como razón, causa o motivo.
c) porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos valores:
- Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya que:
No fui a la fiesta porque no tenía ganas [= ya que no tenía ganas].
La ocupación no es total, porque quedan todavía plazas libres [= puesto que quedan todavía plazas libres].
También se emplea como encabezamiento de las respuestas a las preguntas introducidas por la secuencia por qué:
—¿Por qué no viniste? —Porque no tenía ganas.
Cuando tiene sentido causal, es incorrecta su escritura en dos palabras.
- Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que:
Hice cuanto pude porque no terminara así [= para que no terminara así].
En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en una sola):
Hice cuanto pude por que no terminara así.
d) por que
Puede tratarse de una de las siguientes secuencias:
- La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto (el que, la que, etc.):
Este es el motivo por (el) que te llamé.
Los premios por (los) que competían no resultaban muy atractivos.
No sabemos la verdadera razón por (la) que dijo eso.
- La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de verbos, sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan además una oración subordinada introducida por la conjunción que:
Al final optaron por que no se presentase.
Están ansiosos por que empecemos a trabajar en el proyecto.
Nos confesó su preocupación por que los niños pudieran enfermar.
jueves, 19 de octubre de 2017
La interpretación de palabras...
Interesante nota sobre la interpretación de palabras...
Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).- El padre de un niño de siete años publicó en Twitter un examen de matemáticas que el menor reprobó. La prueba causó polémica con más de mil 700 respuestas de usuarios en menos de 24 horas.
De acuerdo con el portal Verne, el usuario con la cuenta @nachobbb asegura que su hijo no cometió ningún error en la prueba, y que más bien el maestro no entendió la manera en que el pequeño razonó las respuestas, afirmación que es apoyada por varios usuarios.
En el examen se solicita al alumno de primaria que escriba con cifra los “siguientes” números. Lo que vuelve problemático al enunciado es que emplea la palabra “siguiente”, y que según interpretó el niño, le solicitaba sumar una cifra a cada número expresado en el texto.
De acuerdo con la académica Lola Pons, consultada por Verne, la manera en como está construida la oración proporciona al término “siguiente” un significado catafórico, es decir, “que anticipa algo que viene después, como por ejemplo en la frase se cita a los alumnos siguientes (seguido de una lista de alumnos)”.
Sin embargo, el término empleado en la prueba matemática también puede presentar un sentido correlativo, como sucede en la frase: “no viene este día, sino el siguiente”, indicó la especialista.
La polémica llegó hasta la Real Academia Española (RAE) que aclaró las dudas sobre si el maestro había juzgado mal las respuestas al comentar que “tal como está redactado el ejercicio, la interpretación natural es que se escriban en cifra los números que se citan a continuación”. Es este caso “los siguientes números” tendrían que entenderse como “los números a continuación”.
La especialista considera que en este caso el contexto tiene un peso importante, al determinar el sentido de la oración. “Al haber una lista de números inmediatamente después de la palabra ‘siguiente’, lo natural es que se le dé el significado catafórico, que anticipa algo que viene después”, mencionó Pons.
Sin embargo, la “RAE” hace referencia a una “interpretación natural”, que es la que llevó a cabo el niño y que parece ser que otros menores también realizan, pues otra tuitera respondió al padre que su hija de 6 años interpretó de la misma manera un examen similar.
La RAE interviene en una polémica propiciada por la curiosa respuesta de un niño en un examen de matemáticas
Tomado de Sin Embargo
Ciudad de México, 17 de octubre (SinEmbargo).- El padre de un niño de siete años publicó en Twitter un examen de matemáticas que el menor reprobó. La prueba causó polémica con más de mil 700 respuestas de usuarios en menos de 24 horas.
De acuerdo con el portal Verne, el usuario con la cuenta @nachobbb asegura que su hijo no cometió ningún error en la prueba, y que más bien el maestro no entendió la manera en que el pequeño razonó las respuestas, afirmación que es apoyada por varios usuarios.
En el examen se solicita al alumno de primaria que escriba con cifra los “siguientes” números. Lo que vuelve problemático al enunciado es que emplea la palabra “siguiente”, y que según interpretó el niño, le solicitaba sumar una cifra a cada número expresado en el texto.
De acuerdo con la académica Lola Pons, consultada por Verne, la manera en como está construida la oración proporciona al término “siguiente” un significado catafórico, es decir, “que anticipa algo que viene después, como por ejemplo en la frase se cita a los alumnos siguientes (seguido de una lista de alumnos)”.
Sin embargo, el término empleado en la prueba matemática también puede presentar un sentido correlativo, como sucede en la frase: “no viene este día, sino el siguiente”, indicó la especialista.
La polémica llegó hasta la Real Academia Española (RAE) que aclaró las dudas sobre si el maestro había juzgado mal las respuestas al comentar que “tal como está redactado el ejercicio, la interpretación natural es que se escriban en cifra los números que se citan a continuación”. Es este caso “los siguientes números” tendrían que entenderse como “los números a continuación”.
La especialista considera que en este caso el contexto tiene un peso importante, al determinar el sentido de la oración. “Al haber una lista de números inmediatamente después de la palabra ‘siguiente’, lo natural es que se le dé el significado catafórico, que anticipa algo que viene después”, mencionó Pons.
Sin embargo, la “RAE” hace referencia a una “interpretación natural”, que es la que llevó a cabo el niño y que parece ser que otros menores también realizan, pues otra tuitera respondió al padre que su hija de 6 años interpretó de la misma manera un examen similar.
jueves, 5 de octubre de 2017
¿Cuándo usar así mismo, asimismo o a sí mismo?
A sí mismo, así mismo y asimismo tienen un sonido prácticamente igual, pero significan cosas distintas.
La grafía a sí mismo está formada por la preposición a, el pronombre reflexivo sí y el adjetivo mismo y, por ser adjetivo, admite variaciones de género y número (a sí misma, a sí mismos, a sí mismas): «Los tres ediles se votaron a sí mismos en la investidura».
Las formas así mismo y asimismo se emplean indistintamente cuando su significado es el de ‘también o además’: «Así mismo, señalaba que no se ha planteado en ningún momento formar equipo de Gobierno» y «Asimismo señalan que el cambio climático provocará una disminución del área de distribución de muchas especies forestales».
También se escribe así mismo, en dos palabras, cuando se trata del adverbio así y del adverbio mismo, en el que este último funciona como refuerzo y puede omitirse: «Lo hizo así (mismo)».
Tomado de FundéuBBVA
sábado, 30 de septiembre de 2017
¿Nunca estas seguro cuándo usar los signos de puntuación? Para de sufrir, te compartimos esto.
Tomado de la Revista Algarabía
Tomado de la Revista Algarabía
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